
“Hace años que los primero de mayo se viene haciendo un trabajo de concientización y visibilización de esta problemática y aún queda mucho camino por recorrer porque, si bien se ha logrado darle visibilidad y se ha desnaturalizado este tipo de conducta como algo invisible en el ámbito escolar, todavía el abordaje en las instituciones educativas tiene sus obstáculos”, inició Analía Forti.
Y continuó: “Todavía no se desarrollaron protocolos que logren de alguna manera contener la situación en la medida que se estaría requiriendo para evitar tanto daño moral como es el que produce el bullyng”. “Los chicos siempre de alguna manera dan indicaciones, dan algunas muestras de cambio de conducta, a veces se muestra cierto retraimiento o cierto desconcierto, inclusive son conductas que muchas veces en la etapa de la preadolescencia y adolescencia los papas los confunden con conductas propias de esa etapa vital y por eso hay que estar muy atentos”, indicó.
En este sentido, añadió: “El aislamiento, el mostrarse enojados todo el tiempo, muy irritables, el no querer ir al colegio, el dejar de frecuentar amigos o que se les indiquen actividades y no quieran participar o no asistir a actividades o eventos como en otros momentos”. “El estar obsesivamente dependiente de las redes, que es habitual, pero siempre se debe preguntar si está todo bien o tienen algún problema”, remarcó.
A su vez, completó: “Las preguntas lo que hacen cuando no son invasivas es abrir la posibilidad del diálogo donde los papás tienen la posibilidad con la pregunta de decirles que si no pasa nada está todo bien, pero si pasa algo se puede contar con ellos y no naturalizar la conducta como algo propio de la edad”.
Asimismo, la consultora psicológica señaló: “Hoy los chicos transitan ciertas cuestiones de manera muy diferente a lo que podía ser en otros momentos porque las redes sociales lo que hacen es perpetuar lo problemática y todos los eventos sucedidos en el colegio”. “El bullying tiene como característica que se da en el ámbito escolar, pero lo general es que se da entre pares. Hay una situación que tiene que ver con ser el mejor, destacarse y ser exitoso que genera una exigencia que si no se alcanza hay una sensación de fracaso”, conceptualizó.
“Es importante que los padres o adultos como los niños entiendan que el éxito o fracaso, ambos, son impostores. Los seres humanos transitamos en la vida experiencias en diferentes ámbitos que pueden ser positivas o fallidas, pero ni una te convierte en exitoso, ni las otras en fracasado, sino en un ser humano que se abre a las experiencias para desarrollarse”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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