
Teléfono… descompuesto: el Gobierno asegura que ahora sí está convocando al dialogo político a una oposición que jura que su celular no sonó. Eduardo de Pedro lanzó la convocatoria este miércoles a través del diario La Nación en un revival del anterior llamado que quedó en medio del humo. Fue el pasado 20 de julio, cuando la crisis se asomaba, antes de la traumática salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía y el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner. Es, precisamente, el ataque a la vicepresidenta la razón, en medio del debate sobre los discursos de odio, que esgrime el ministro del Interior para conversar con la dirigencia por fuera del Frente de Todos.
“No vengo a señalar con el dedo a nadie. Vengo a proponer, con humildad, un debate necesario para reencauzar la convivencia democrática”, lanzó Wado. En la Casa Rosada añaden que el referente camporista “desde hace días viene conversando con algunas de las principales fuerzas políticas”. Desde las cúpulas del PRO y del radicalismo, sin embargo, negaron cualquier contacto. Completaron las fuentes oficialistas que el ministro propone “trabajar en una convocatoria amplia, que incluya a todos los sectores de la sociedad, a reflexionar sobre cómo llegamos a esta situación y cómo seguimos construyendo una Argentina que funcione”.
Con el aval de Alberto Fernández y de la vicepresidenta, aclaran en su entorno, el ministro “avanzó en diálogos con varios referentes de las principales fuerzas políticas”. Consultadas por Letra P cuáles fueron esos referentes, fuentes de Interior evitaron brindar más detalles. En otros despachos de Balcarce 50, mientras tanto, afirmaron no estar al tanto de la convocatoria a la oposición, por lo que no estaría siendo coordinada por la plana mayor del Gobierno, al menos por el momento. La relación de De Pedro con el resto del Gobierno no transita un lecho de rosas: como contó Gabriela Pepe este fin de semana, el ministro del Interior pegó un portazo digital el viernes, al día siguiente del ataque contra CFK: abandonó el chat del gabinete por las indecisiones a la hora de salir a la calle a repudiar el atentado.
“La disputa electoral tiene que ser propositiva, no generar más incertidumbres. La gente necesita tranquilidad y la dirigencia nacional tiene que generar certezas”, apuntó De Pedro. Hace meses que el Canciller cristinista viene manteniendo contactos por fuera del FdT, embarcado en lo que parece una indisimulada precampaña. Su figura comenzó a ganar terreno en la danza de nombres para 2023.
Una de las primeras reacciones fue la del radical Mario Negri. “El ministro del Interior dijo hoy que es momento de convocar al ‘diálogo político para bajar un cambio’. La propuesta todavía no nos ha sido transmitida. Creo que el primer aporte que debería hacer es retractarse por este tipo de declaraciones”, le reprochó el titular del bloque UCR en la Cámara de Diputados, citando un tuit del funcionario en el que habló del “clima de odio y revancha” para contextualizar el intento de asesinato de Cristina Kirchner.
Esta invitación, al menos, es a través de un textual de un ministro. En julio ni siquiera eso: hubo un llamado off the record para conformar una mesa. Sin convocatoria formal, en Juntos por el Cambio prometieron entonces que no aceptarían ningún eventual convite. El rechazo fue unánime del trío de titulares de los partidos de la coalición: Patricia Bullrich (PRO), Gerardo Morales (UCR) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica).
Para hallar un antecedente de un llamado formal hay que retrotraerse a la carta que Mauricio Macri le envió a los presidenciables en la previa electoral de 2019, con un llamado a sellar una decena de puntos “en común”. “No son un plan de gobierno, ni una propuesta electoral, ni un contrato de adhesión. Son una invitación para que podamos despejar algunos temas esenciales de nuestras discusiones”, decía la misiva. El expresidente, entonces, pensaba hacer extensiva la convocatoria a las 24 gobernaciones, al Círculo Rojo, a la Iglesia y a la CGT. No obtuvo ninguna respuesta.
Este año, frente a los amagues de diálogo y todavía en la Presidencia de Diputados, Sergio Massa dejó trascender que se conformaba con acordar la mitad de la iniciativa macrista: cinco puntos, pero nunca revelados. Poco antes de la salida de Guzmán, el tigrense se sumó a la fallida convocatoria a la oposición con un mensaje conciliador.