
Un artículo del semanario británico The Economist, uno de los medios económicos más prestigiosos del mundo, analizó el presente de la Argentina y los desafíos que enfrenta el ministro de Economía, Sergio Massa.
“Camine por la calle Lavalle o la calle Florida en el centro de Buenos Aires y cada 20 metros alguien gritará ‘cambio’, ofreciendo comprar o vender dólares a una tasa que es aproximadamente el doble de la oficial. En los supermercados los precios suben cada mes. La inflación este año se dirige al 100%. Como ha sucedido varias veces en los últimos 50 años, Argentina se encuentra nuevamente perdida en un laberinto económico creado principalmente por ella misma. Las distorsiones han llegado al punto de peligro. ‘Si esto continúa, volveremos a ver saqueos de supermercados’, dice un taxista”, según detalló el artículo.
Según The Economist, “en la raíz de la actual inestabilidad se encuentra un gobierno peronista débil y dividido. Alberto Fernández, el presidente, le debe su cargo a la decisión de Cristina Fernández de Kirchner -sin parentesco con el presidente-, la figura más poderosa del peronismo, de elegirlo como el candidato peronista y postularse para ser su vicepresidenta. Heredaron una economía que su predecesor conservador, Mauricio Macri, había intentado arreglar sin éxito. Llegó a un acuerdo de 57.000 millones de dólares con el FMI para evitar el desastre. El primer ministro de Finanzas de Fernández, Martín Guzmán, un académico, amplió los controles de precios y cambios, reestructuró los bonos extranjeros y negoció un nuevo acuerdo con el FMI”.
“Argentina se encuentra nuevamente perdida en un laberinto económico, las distorsiones han llegado al punto de peligro”
El medio aseguró que “el Fondo fue más indulgente que en el pasado. Aun así, para viabilizar la economía, el acuerdo requiere que Argentina reduzca el déficit fiscal y la emisión de dinero por parte del Banco Central para financiar al Gobierno y apuntalar las reservas internacionales. Al preferir la inflación a la austeridad, los aliados de Cristina Fernández en el Congreso votaron en contra del acuerdo, que fue aprobado con los votos de los peronistas moderados y la oposición. Cuando Guzmán trató de implementarlo, ella (la Vicepresidente) lo obligó a renunciar en julio. Eso hizo que el peso en la calle se hundiera; la demanda de bonos del Gobierno en pesos se cayó. Con el aumento de las protestas y huelgas, algunos temían que el Gobierno pudiera caer”.