
La sorpresiva muerte de Albert Solà, el español que lleva más de una década asegurando ser hijo del rey emérito Juan Carlos I de España, ha generado un escándalo en ese país, ya que no habría motivos para que se produjera su deceso.
El hombre murió el pasado 8 de octubre, luego de concertar un plan con un amigo en un bar de la localidad de La Bisbal de I’Empordá, donde residía.
Según el testimonio de testigos en el lugar, Solà se desplomó a poco de haber llegado al local gastronómico y, a pesar de los intentos por reanimarlo, no hubo manera de que se recuperase y volviera en sí.
Lo más llamativo de su muerte fue que se dio apenas pocos días antes de que tuviera previsto asistir como invitado al programa «¿Quién es mi padre?», que emite la cadena española Telecinco. Allí, se estimaba, iba a hablar de su filiación con la Corona Real.
Otro de los detalles que sorprendió a sus cercanos es que, casualmente, las cámaras de seguridad del comercio habían sido movidas minutos antes de su fallecimiento.
Qué dice el informe de la autopsia a Albert Solá
El mismo programa, donde Solà iba a ser protagonista, fue el encargado de difundir el informe de la autopsia del mozo, quien había dedicado su vida a atender en bares y restaurantes.
Según el informe preliminar, el hombre murió por un infarto de miocardio. Sin embargo, las extrañas circunstancias en que se dio obligaron a la justicia a mantener la investigación abierta.
«Los ánimos en el entorno de Solà están muy caldeados, es muy probable que se planteen pedir un segundo análisis del cadáver» explicaron en el programa.