
Nadie en la tropa bonaerense de la Coalición Cívica (CC) quiere echar más leña al fuego que encendió la líder del espacio, Elisa Carrió, con sus explosivas declaraciones contra integrantes del PRO y la UCR, socias mayoritarias en la alianza Juntos por el Cambio. Silencio “para no hacer más quilombo” y porque “una palabra mal usada puede romper todo”, arguyeron fuentes del entorno de Lilita a Letra P, mientras que, como contó este medio, al menos por ahora, la estrategia electoral en Buenos Aires no cambia.
Acostumbrados a exponer sus posiciones políticas sin tapujos, legisladores y otros dirigentes optaron esta vez por la cautela. “Una palabra mal usada puede romper todo”, aseguró una persona cercana a Carrió. Con la frase evitó una declaración pública, aunque, a su vez, reconoció que la crisis interna también se traslada al fino equilibrio que la alianza opositora tiene en distrito del 37% del padrón electoral nacional.
Representantes de Propuesta Republicana (PRO) y de la Unión Cívica Radical (UCR) descartaron que las diferencias se traduzcan en una ruptura en el al ámbito legislativo, donde la CC tiene cuatro bancas, dos en la Cámara de Diputados, ocupadas por Maricel Etchecoin Moro y Luciano Bugallo, y otras dos en el Senado, en las que se sientan Andrés de Leo y Elisa Carca.
Una voz relevante del partido amarillo destacó el rol de la legisladora en representación de la Tercera sección electoral, muchas veces mediadora de las tensiones internas, como aquella vez que llamó a su par vidalista Johanna Panebianco para que bajara su beligerancia con algunos proyectos que pasaban por las comisiones que integra.
Si el desenlace fuera la ruptura de bloque en ambas cámaras, Juntos se alejaría aún más de la primera minoría en Diputados, donde tiene 41 escaños frente a los 42 del FdT, y perdería el empate con el oficialismo en el Senado, donde cada fuerza tiene 23 asientos.
La situación golpea a todo Juntos, pero complica aún más para la CC en virtud de que el año próximo pondrá en juego las cuatro bancas que ostenta.
Con sus críticas, Carrió logró cerrar la grieta entre halcones y palomas, pero fustigó especialmente al al diputado nacional y precandidato a gobernador Cristian Ritondo y el gobernador Gerardo Morales. Inmediatamente y en simultáneo, referentes del PRO y de la UCR salieron a responderle, al tiempo que abogaron por la unidad en medio de la feroz interna por las candidaturas para 2023. “El límite son los agravios”, apuntó el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.