Hoy la inflación es el resultado más visible del desorden macroeconómico, dado que el tipo de cambio está reprimido por el cepo. La emisión de la primavera de 2021 es la inflación del otoño de 2022. Lacunza asumió sobre el final del Gobierno de Macri en el ministerio de Hacienda nacional-¿Es multicausal, como dicen el Gobierno y el FMI? -El Gobierno admite en el programa con el FMI que la inflación tiene un costado fiscal y monetario, más allá de la interna con el Fondo. Si tenés la concepción de que la inflación es producto de la falta de competencia, vas a errar el resultado.

El último ministro de Hacienda -Economía- del gobierno de Mauricio Macri , Hernán Lacunza, es uno de los participantes activos del armando del plan económico de Juntos por el Cambio para 2023 y anticipó los ejes en diálogo con El Cronista. En su diagnóstico de la coyuntura, estimó que la inflación no bajará este año del 60% y consideró que el principal eje de incertidumbre es la interna de Gobierno del Frente de Todos, que pone a prueba el cumplimiento del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

-¿La inflación es el principal problema de la Argentina?

– Es el principal problema. La deuda, la devaluación, la pobreza, son resultados. Hoy la inflación es el resultado más visible del desorden macroeconómico, dado que el tipo de cambio está reprimido por el cepo.

-¿Cómo se puede desarmar la inercia que está mostrando la inflación?

-La inflación no es un fenómeno instantáneo en su concepción ni en su desenlace. La inflación de hoy se fue cultivando durante el 2021, especialmente en el trimestre electoral, el “plan platita” electoral. La emisión de la primavera de 2021 es la inflación del otoño de 2022. Lo mismo había pasado en 2020-21, y si bien no es un auto que pasa de cero a 100 en cinco segundos, es difícil frenarlo.

Lacunza asumió sobre el final del Gobierno de Macri en el ministerio de Hacienda nacional

-¿Es multicausal, como dicen el Gobierno y el FMI?

-Se usa mucho lo del fenómeno multicausal pero se abusa de esa concepción como la excusa para deslindar responsabilidades. La inflación tiene un origen unicausal que es el desorden macroeconómico: el desequilibrio fiscal, financiado con emisión . Muchas veces el desenlace es una devaluación, porque se usó el ancla nominal para reprimir la inflación. Pero el origen siempre es macroeconómico.

-¿Cuánto impacta la suba de precios internacionales?

Una vez que la inflación supera el 50% anual, empiezan los mecanismos de reproducción inercial, que no son causas, son agravantes o mecanismos de protección de productores que no quieren quedar descalzados en sus costos de reposición. Los contratos se acortan y una inflación del 50% anual, un 3,5% mensual, se hace invivible. Las listas de precios se actualizan dos veces por mes en lugar de una. Es un auto que viene lanzado a gran velocidad.

La guerra va a subir la inflación mundial del 4 al 8% pero acá nos agarró con 50%. En el margen puede aumentar el precio de determinados productos como alimentos y energía y por supuesto que tiene impacto. La inflación es un aumento generalizado de todos los precios todos los meses. Algunos precios se pueden explicar por la guerra en algún mes, como alimentos en marzo. Lo multicausal es la excusa para deslindar responsabilidades.

-El Gobierno admite en el programa con el FMI que la inflación tiene un costado fiscal y monetario, más allá de la interna con el Fondo. ¿Alcanza la reducción que plantea el acuerdo?

-Me preocupa más el diagnóstico que tienen algunos funcionarios. Algunos parecían emocionarse porque el Fondo había admitido la multicausalidad, que estoy seguro que fue una concesión en la redacción del acuerdo sin demasiada sustancia. Si tenés la concepción de que la inflación es producto de la falta de competencia, vas a errar el resultado. El Indec releva 90.000 productos, no pueden ser todos de mercados concentrados. Y aún cuando eso sucediera, el monopolista pone el precio más alto el mes uno, no es altruista. Esa confusión en las causas me hace ser pesimista de que pueda aplicar una política antiinflacionaria exitosa.

La inflación es el mecanismo de ajuste que no se hace por las buenas, se hace por las malas. Cuando el Gobierno dice “no hay ajuste”, el ajuste ocurre igual. Lo que no ajusta el sector público, lo hace el privado

ajuste fiscal

“Entre 2020 y 2022, cada año la inflación aumentó 15 puntos. Eso es por el modelo de déficit fiscal persistente financiado con emisión”, enfatiza Lacunza. Prevé que este año el déficit fiscal primario -previsto en 2,5% del PBI en el acuerdo con el Fondo, “va a ser del 3%”.

“La válvula de escape del modelo es la inflación. El programa con el Fondo no resuelve eso sino que convalida el modelo actual, donde la inflación es el mecanismo de ajuste que no se hace por las buenas, se hace por las malas. Cuando el Gobierno dice “no hay ajuste”, el ajuste ocurre igual. Lo que no ajusta el sector público, lo ajusta el privado, especialmente los de menos recursos, que no se pueden defender”.

-¿Por dónde empezaría si fuera ministro hoy?

– Por equilibrar las cuentas públicas, tener un programa y mostrar un sendero cumplible. El acuerdo con el FMI da una hoja de ruta pero hay una serie de medidas que no sabemos si se van a tomar. Los días pares dice que aumentan las tarifas y los impares, que no. La principal incertidumbre hoy la marca la interna del Gobierno, donde un sector ya lo quiere reescribir. Las medidas asociadas a ordenar la economía como tarifas, transferencias a empresas públicas, provincias, planes sociales, no sabés si se van a cumplir. Entre la conducción bicéfala y la parsimonia, la incertidumbre hoy es política.

-¿Sirven para recomponer ingresos medidas como el nuevo bono que se anunció para sectores informales?

– Me preocupa el desorden de las medidas sueltas. Ahora es el bono. Hace dos semanas era la guerra contra la inflación. Antes las retenciones para el fideicomiso de harina que impacta en 0,2% anual en la inflación. Al mismo tiempo se inventan impuestos que ya existen con otro nombre. La renta inesperada ya existe: se llama Ganancias. El año pasado fue el aporte extraordinario para grandes fortunas. Eso se llama Bienes Personales. Se sube el gasto un día y al otro se suben los impuestos. Se trabaja sin restricción presupuestaria y eso no puede terminar bien.

Para Lacunza, el acuerdo con el FMI no se cumplirá, pero depende de cuánto se aleje de las metas

el camino a 2023

-¿Cómo es el trabajo que están haciendo de cara a 2023 para unificar propuestas dentro de Juntos por el Cambio?

El año que viene vamos a cumplir 40 años de democracia y el promedio de esos 40 años da un 70% de inflación anual y un 36% de pobreza. No es un problema actual. La democracia nos devolvió libertades civiles pero no pasó el sueño Alfonsinista de que “con la democracia se come, se cura y se educa”. Nos tenemos que hacer cargo de que no pasó. Probamos con tipo de cambio fijo, variable, convertibilidad, emisión cero, la emisión no genera inflación. De 2024 en adelante no podemos seguir así. Va a hacer falta un cambio de régimen que incluya estabilidad macroeconómica y fiscal y con crecimiento. Se necesitan cambios en los regímenes de empleo, de comercio. El objetivo tiene que ser crear empleo privado y para eso falta estabilidad y previsibilidad.

No se cumplió el sueño Alfonsinista de que con la democracia se come, se cura y se educa

-¿Qué lecciones dejaron los cuatro años de Cambiemos?

– No hay que sobreestimar las capacidades, que porque llega un equipo más o menos “presitigioso” va a generar inversión per se . No hay que subestimar los problemas, hay que decir la verdad. El ciudadano es ahorrista, inversor, usuario de servicios públicos, contribuyente. La macro manda. Se puede hacer la mejor tarea sectorial pero si el dólar es un barrilete, se lleva todo puesto, entre las lecciones de la experiencia pasada.

-¿Hay acuerdo en esos ejes?

-Es un espacio plural pero hay un consenso en tres puntos: no se puede gastar más de lo que ingresa -sobre el déficit fiscal-, la maquinita de la felicidad no existe -emisión-, y tenemos que vivir integrados al mundo. Vivir con lo nuestro no se puede, no existe el desarrollo.

-Por lo que plantea para generar empleo privado, ¿debería haber una reforma laboral?

-Se le tiene miedo a la palabra reforma, porque se ha baqueteado mucho: la reforma laboral, previsional, impositiva. Nadie está conforme con cómo vivimos los argentinos pero le tenemos pánico a las reformas. Con estas reglas de juego, sólo el 28% de los trabajadores lo hacen bajo la ley de contrato de trabajo en el sector privado . Esto que llamamos reglas laborales no aplican a 7 de cada 10 trabajadores y es una discusión de nicho. Tenemos que hacer reglas para que haya más personas en el ámbito laboral formal. Es una de las discusiones que tenemos que dar en el futuro.

-¿Se puede sumar a José Luis Espert o Javier Milei a Juntos por el Cambio?

-Eso depende del proyecto de país que cada uno tiene en la cabeza. Podemos debatir ideas o tener ideas en común, pero sin autoengañarnos con atajos como la dolarización, no hay soluciones fáciles . La convertibilidad estuvo precedida de una hiperinflación, que licuó los pasivos en pesos. Es una situación no deseable.

No podemos autoengañarnos con atajos, con ideas como la dolarización. No hay soluciones fáciles

El acuerdo con el fMi y la deuda

-¿Se puede pagar el acuerdo con el FMI, o en caso de llegar al Gobierno cree que habría que renegociarlo?

-Espero que se pueda pagar, depende de las condiciones iniciales y eso se basa en lo que haga este gobierno en un año y medio. Los fundamentos económicos y las condiciones sociales empeoraron pandemia mediante. Pero después, la inflación es mayor, las reservas son menores, la pobreza es mayor. La inflación del año que viene depende de lo que se haga este año. No va a bajar del 60%.

-¿Las metas del acuerdo son cumplibles?

-El acuerdo con el FMI no creo que se cumpla y la duda es si va a ser por poco o mucho. No creo que el Fondo gatille un problema si es por poco pero tampoco va a generar mejoras de bienestar.

-La deuda después del canje, ¿es sustentable?

-El canje de deuda que el Gobierno consideró muy exitoso no permitió recuperar el crédito . El elemento del juicio es ese, si recuperás la confianza. Argentina tenía un problema de liquidez más que de solvencia. Tener crédito es bueno, después hay que ver cómo se usa. Te permite financiar inversión, infraestructura. Nadie nos quiere prestar entonces la calidad de la política económica argentina en los últimos años no despertó confianza.

Lacunza en las oficinas de su consultora en Retiro

-¿Se necesita ampliar la base de apoyo para generar esa confianza? Sumar otras fuerzas?

-Cuanta más dirigencia esté involucrada en un cambio de régimen es mejor, no sólo política sino empresaria, social. Cuanto más se puede dar el debate público va a ser mejor. Tiene que haber una demanda social, popular, por no vivir más así y con la conciencia de que no existen soluciones mágicas.

-¿Sería el ministro de Economía?

-No importan los nombres. Si lo ponés a Messi y no hay un sistema, no funciona . En Argentina pensamos en las personas pero lo que importa es el sistema. Ahí incluyo al Parlamento, a la Justicia. El Congreso discute leyes sin prever el financiamiento, o la Justicia produce fallos sin preguntarse si existen los recursos.

-En los diálogos con el sector privado, ¿qué le plantean?

-Al sector privado lo veo agobiado por esta situación y por cuatro décadas de estancamiento y de vaivenes. Es responsabilidad de la dirigencia política pero el sector privado tiene que acompañar. En 2017 se hicieron reformas impositivas, de fórmula jubilatoria y consenso fiscal con las provincias. Tres años después se revirtieron las tres. Dos tercios eran los mismos senadores, la mitad eran los mismos diputados y más de la mitad eran los mismos gobernadores. Qué convicción habíamos tenido tres años antes para después hacer todo lo contrario. La ciudadanía reclama esa coherencia. Y se necesita para atraer inversión. Si se percibe que las reformas son reversibles, nadie las tiene en cuenta. Tiene que ser económicamente sostenible y políticamente consensuada: tiene que haber convicción, no oportunismo.

-Por eso no llegó la ‘lluvia de inversiones’?

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