
“Mi mejor amigo, desde la primaria, es Claudio Ferreño, la mano derecha de Alberto Fernández. A Alberto lo conozco hace 35 años. Alberto Fernández me coimeó un montón de veces. Lo conozco muy bien a Alberto Fernández”, comenzó diciendo el participante.
Alfa apuntó contra los políticos “que se han atado al poder”. “Cafiero. Los hijos de Cafiero. Los nietos de Cafiero. Los Saadi. Los Rodríguez Saá. Se han enquistado en el poder. Han hecho fortunas con la política. La gente está un poco cansada de todo eso”, siguió.
“Es lo mismo que pasó con los militares. Hubo militares que fueron una basura y militares que fueron buena gente. Eso es lo que pasa cuando la gente se harta. La gente se cansó de la clase política y le siguen metiendo el dedo”, añadió.
Por último, Alfa recordó algunas de las polémicas que enfrentó el Gobierno durante la pandemia. “Lo que hicieron con la pandemia, con la vacunación, con la vacunación VIP, y con la fiesta de Fabiola Yañez… ¡Fue vergonzoso para la gente! Metieron en cana a un pibe que venía de vacaciones en Brasil y estaban haciendo una fiesta. La gente eso lo ve. Se entera. Y dicen: ‘¿cómo puede ser?'”, cerró.
Gran Hermano 2022: un participante tuvo un gesto asqueroso en la cama
En la noche del lunes, Telefe estrenó la nueva edición de Gran Hermano 2022. Santiago del Moro se puso al frente del programa y presentó a los 18 participantes, que ingresaron a la casa más famosa del país.
Walter Santiago ha generado todo tipo de comentarios en el público desde que entró a la casa. “Tengo 60 años. Me dicen Alfa. Y en la casa voy a ser un alfa. Nunca tuve jefe. Nunca tuve horarios. Nunca nadie me mandó ni me dijo lo qué hacer. En la casa tampoco nadie me va a dejar qué hacer”, dijo en su presentación.
Este martes por la mañana, en Gran Hermano 2022, Alfa -como le gusta que lo llamen- protagonizó un momento repugnante en una de las habitaciones.
Mientras estaba recostado, el participante le reclamó a la producción que tenía que tomar una medicación. Acto seguido, se pasó la mano por la entrepierna y luego se la llevó a la nariz. Enseguida, acomodó las sábanas y volvió a olerse los dedos.