Ese incremento inusitado en la importación del fentanilo obedece ante todo a que es un elemento esencial para anestesia en los pacientes infectados con COVID en pandemia.

El riesgo del fentanilo en el mundo es que muchos de los adictos pueden llegar a consumirlo creyendo que es heroína lo que se están inyectando (Crédito: Connectas)

Sectores como La Candelaria, en Medellín; el Sucre y el Calvario, en Cali; el antiguo Ferrocarril, en Armenia, y los sitios de consumo en Bogotá tienen su propia “calle de los zombis”. Lugares donde los adictos a la heroína se arrastran sobre el pavimento, caminan sin rumbo con las jeringas aún adheridas a su cuerpo o mueren frente a quienes intentan reanimarlos.

“De un tiempo para acá hay adictos que se comportan de manera extraña y hasta miedosa. Antes se inyectaban y quedaban tranquilos, como dormidos en un rincón o debajo de una carreta; ahora ve uno que caminan doblados o en cuatro patas”, relata Armando González, habitante del barrio Sucre, donde se concentra la cifra más alta de adictos a la heroína en la ciudad de Cali.

Ese tipo de reacción, de acuerdo con la agencia antidrogas de los Estados Unidos, DEA, ha sido propia del consumo de heroína mezclada con fentanilo sintético ; una sustancia que en el 2021 dejó en ese país en promedio 197 muertos diarios.

Las cifras que tiene Colombia sobre muertes por sobredosis de sustancias sicoactivas son ambiguas. Julián Quintero, investigador de Acción Técnica Social (ATS), una corporación que ha hecho análisis en el último año de cinco mil muestras de drogas en labores de campo, señala que los decesos por sobredosis en Colombia han sido un problema eterno.

“Medicina Legal registra muerte por paro respiratorio y así usted les diga que es por sobredosis no les da. Ni siquiera encontrándolo con la jeringa pegada les da. El año pasado solo se registró (oficial) en Bogotá un caso de muerte por heroína, pero nosotros en el trabajo de campo registramos ocho. Eso no es nada sorprendente, ni es que estén ocultando información. Eso se llama ineficiencia e ineptitud”, señala Quintero.

Pero el pasado 3 de agosto se confirmó el peor de los temores. La mezcla letal de fentanilo con heroína fue hallada en el Aeropuerto Eldorado de Bogotá . “El fentanilo mezclado con heroína provenía de Nueva York, en Estados Unidos, y tenía como destino el municipio de Itagüí, en Antioquia”, señaló la subteniente Jennifer Cruz, investigadora de la Policía Nacional. Información que confirmó el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, al agregar que van “tres muestras de fentanilo identificadas en Bogotá, una en la costa caribeña y otra en la región del Eje Cafetero”.

Con el programa de reducción de riesgo se busca que adictos a la heroína utilicen elementos limpios y a la gravedad del consumo no se sumen otras enfermedades como VIH (Connectas)

El hallazgo se realiza tres años después de que el Gobierno lanzó la primera alerta temprana ante el indicio de que la sustancia más adictiva y peligrosa del mundo estaba en manos de particulares en Colombia, tras el decomiso de nueve ampollas de fentanilo en Cali; pero ni el propio Gobierno atendió su alerta.

No se adelantaron investigaciones, no se fortalecieron los controles y ahora el fentanilo es una amenaza no solo en los tradicionales sitios de consumo, sino en fiestas electrónicas donde se estaría mezclando con otras drogas sintéticas para potenciar peligrosamente su efecto.

“En el 2020 se estableció una ruta de trabajo para hacerle frente al fentanilo y que la Fiscalía priorizara esos casos, pero estoy segura que no ha pasado nada; que no hay una ruta, que nadie sabe qué está pasando y que se está encontrando cada vez más fentanilo, pero nadie tiene ni idea de cuánto ni si hay personas muriendo por eso”, señala Ana María Rueda, ex asesora en política de drogas del Gobierno de Colombia.

El fentanilo es una sustancia obtenida del opio y creada por primera vez en un laboratorio en 1959 para ayudar a los pacientes con cáncer a calmar dolores crónicos y es elemento esencial en anestesiología; pero en las últimas décadas los traficantes han recurrido a este medicamento, 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina , para rendir la heroína y la cocaína con resultados fatales en términos de vidas humanas.

“Es el peor asesino que hay en las calles y hay un tráfico de éste como si se estuviera consiguiendo cualquier otra sustancia. Proviene en su mayoría de China e India y hay un mercado negro muy grande”, advierte el médico toxicólogo Jorge Quiñónez, de la Secretaría de Salud de Cali, quien asegura también que esta sustancia, de uso intrahospitalario utilizada en anestesiología y calmante de dolores crónicos, en realidad se encuentra en las calles colombianas hace más de 20 años.

Las sensaciones que genera el fentanilo son similares a las que produce la heroína, pero en grado extremo de felicidad, niveles altos de dopamina, estado de euforia y relajación. No obstante, cuando pasa su efecto, los adictos experimentan somnolencia, náuseas, confusión, estreñimiento, sedación, depresión y afecciones respiratorias que pueden llevar a la inconciencia, el estado de coma, daños cerebrales y hasta la muerte.

Información suministrada por el Ministerio de Justicia y el Observatorio Nacional de Drogas, revela que “en Colombia se ha detectado desde el año 2019 el desvío de medicamentos con sustancias tipo opioide, que incluye al fentanilo y sus derivados, los que están siendo utilizados en el contexto recreativo y en muchas ocasiones los consumidores no son conscientes de la clase de sustancia que están consumiendo”, lo que eleva el riesgo de morir por sobredosis.

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