
En el kirchnerismo crece la expectativa por la reaparición de Cristina Kirchner luego del intento de magnicidio que sufrió en la puerta de su domicilio en Recoleta.
A una semana del episodio, la vicepresidenta no habló, no tuiteó ni escribió una carta para referirse al ataque ni a ningún otro tema.
El acto que iba a encabezar en Merlo el sábado se suspendió por el intento de homicidio y la vice se fue a El Calafate. Tampoco estuvo en Plaza de Mayo el viernes, pese a que una multitud la esperaba para darle su apoyo.
Esta semana en tanto, no participó de la sesión del Senado que ella preside y no se espera que esté en los dos eventos que prepara el Frente de Todos para el sábado, uno en Parque Lezama y otro frente la basílica de Luján.
En el kirchnerismo aseguran que la vicepresidenta está conmocionada por el ataque y que tardó 48 horas en “caer” respecto de lo que le sucedió, ya que en un principio no le había dado mayor trascendencia.
Muestra de la demora en el “shock” fue que al día siguiente del ataque salió del departamento en Recoleta y saludó a los militantes que seguían allí antes de viajar a El Calafate. Minutos antes había recibido a la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo y según trascendió declaró que no se había dado cuenta de lo que había sucedido.
El avance de la investigación en la que ya no se habla de un “loco suelto” sino de la posibiliad de una banda organizada, aumentó la preocupación en el entorno de la vicepresidenta. Máximo Kirchner tampoco habló públicamente y quienes pudieron conversar con él lo notaron golpeado por el suceso.
Las fallas en la inteligencia y la custodia abrió interrogantes hacía el futuro de Cristina, más teniendo en cuenta la hiperactividad y centralidad que había mostrado luego del pedido de cárcel del fiscal Diego Luciani, que llevaron a un sector del Frente de Todos a iniciar un operativo clamor para otra candidatura presidencial.
En el kirchnerismo también preocupa la falta de directrices que llevaron a una reacción errática del oficialismo frente al ataque y a que ni si quiera pudiera capitalizarse en favor de Cristina mientras se instalan temas que no fueron ordenados por la presidenta del Senado.
Oscar Parrilli, mano derecha de Cristina, tuvo que salir a desautorizar al senador José Mayans cuando dijo que había que paralizar el juicio de Vialidad luego del atentado. El diputado Rodolfo Tailhade pidió prisión para la jueza Capuchetti y el fiscal Rívolo que se fueron del departamento de Cristina sorprendidos por la amabilidad en el trato. Y en especial hay una visión crítica en el Patria sobre el feriado decretado por Alberto Fernández, que creen que le devolvió iniciativa a la oposición.