
La relación entre el exministro de Economía, Roberto Lavagna, y el actual, Sergio Massa, sumó este lunes otra coincidencia con la designación de Gabriel Rubinstein como secretario de Programación de Económica. El nivel de cercanía del flamante funcionario con el exjefe del Palacio de Hacienda es materia de intrigas en el Frente de Todos y también en Juntos por el Cambio, pero en el interbloque Federal, donde conviven ocho voluntades de la “angosta avenida del medio”, aseguran que los contactos que se pueden tejer en el Ejecutivo no logran llegar a la Cámara Baja.
“Nuestras decisiones no tienen ninguna vinculación con lo que haga o deje de hacer el Gobierno. No existe relación alguna entre lo que se pueda especular o no sobre Lavagna y lo que decida nuestro espacio”, contestó a Letra P el diputado Topo Rodríguez. Es el titular del interbloque que reúne a tres cordobesistas, referenciados en el gobernador mediterráneo Juan Schiaretti y a otros tres escaños pertenecientes al bloque Identidad Bonaerense, donde están Rodríguez, Graciela Camaño y Florencio Randazzo. El grupo se completa con los dos representantes del socialismo santafesino: la exintendenta rosarina Mónica Fein y el titular del partido, Enrique Estévez.
El posicionamiento que tendrán esas ocho bancas es parte de las proyecciones que se dispararon cuando Lavagna y Massa se reunieron en forma reservada, antes de que el tigrense se hiciera cargo del Palacio de Hacienda. Desde su entorno mostraron el acercamiento como una articulación política que gravita con fuerza en torno al equipo económico que conduce el extitular de Diputados. Rubinstein sostiene en sus antecedentes profesionales que fue colaborador de Lavagna en 2002 y así lo admiten sus pares, aunque su paso fue fugaz y bajo la órbita del entonces negociador de la deuda con el Fondo, Guillermo Nielsen. El vínculo de aquellos años no habría sido tan estrecho aunque el exministro lo respeta y reconoce que tiene un prestigio creciente por los aciertos en los pronósticos inflacionarios, especialmente para anticiparse a las estimaciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora mensualmente el Banco Central. Le reconocen su capacidad técnica y también la precisión para calcular las reservas disponibles en la autoridad monetaria.
Rubinstein se sumó desde este lunes a un equipo donde ya hay un economista que goza de la absoluta confianza de Lavagna y fue recomendado por él para volver al quinto piso donde lo acompañó desde 2002 hasta que ambos de fueron del gobierno. Se trata del sanjuanino Leonardo Madcur, que actualmente es jefe de asesores del Ministerio de Economía y fue el virtual número dos de Lavagna, cuando se desempeñó como secretario de Coordinación Técnica hasta 2003. Madcur cuenta con el respaldo del exministro en la nueva función que desempeña y, junto con Rubinstein, es parte de los funcionarios cuya presencia aumenta las incógnitas sobre la creciente influencia del exministro en el equipo de Massa. A ambos se suma la figura de Marco Lavagna, titular del INDEC, que está en el cargo desde diciembre de 2019. En el massismo aseguran que el hijo del expresidenciable es otra figura gravitante.
La escudería que está en Hacienda y es cercana al exministro es mirada con ajenidad desde el interbloque donde están varios exaliados electorales de Lavagna, como Camaño y los cordobesistas. En el conglomerado aseguran que no han analizado los cambios en Economía y prefieren no hacer comentarios sobre cuestiones que no han debatido.
En ese contexto, la importancia que tendrán otros bloques puede resultar decisiva. La mayor atención sigue en torno al interbloque Federal. En el espacio no toman ese guante. Sostienen que en 2019 el oficialismo no presentó un plan de cuentas nacionales por falta de tiempo ante el recambio en la Casa Rosada. Al año siguiente hubo aprobación del proyecto 2020 y en 2021 se registró el naufragio que el FdT no pudo revertir. “Ese fracaso es responsabilidad del oficialismo, no de la oposición, porque es el Gobierno el que prefirió no aprobar el texto”, se atajan en conglomerado de ocho bancas. Con el mismo tono confirman el escepticismo que tienen sobre el impacto parlamentario que pueda tener la presencia de figuras cercanas al exministro.
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“El año pasado trajeron tres de los 21 ministros a exponer el Presupuesto y no demostraron intención de negociar. Si este año vienen con un presupuesto racional y con predisposición para dialogar, lo normal sería que se apruebe, como pasó con los textos anteriores”, acotaron, al tomar distancia del rol que podrían tener los funcionarios lavagnistas en el equipo de Massa.