
Magnus Carlsen decidió abandonar una partida luego de perder -según su propio criterio de manera extraña- frente a un rival de menor fuerza, un joven norteamericano de 19 años, Hans Moke Niemann, N°41 del ranking internacional.
Las trampas en el mundo del ajedrez no son una novedad; desde hace más de tres siglos surgieron los primeros artilugios para sorprender al ocasional rival desprevenido.
La última sucedió durante el desarrollo de la Copa Sinquefield, en el Club de Ajedrez de St. Louis en Missouri. El caso atrapó la atención mediática porque el actual campeón mundial y N°1 del mundo de los trebejos, el noruego Magnus Carlsen decidió abandonar la competencia cuando sólo se habían disputado tres de las nueve ruedas previstas, luego de perder -según su propio criterio de manera extraña- frente a un rival de menor fuerza, un joven norteamericano de 19 años, Hans Moke Niemann, N° 41 del ranking internacional. Carlsen mantenía un invicto de 53 partidas sin derrotas a lo largo de dos años.
Y acaso porque los axiomas del ajedrez suelen trazar similitudes con la vida misma, el noruego recurrió a esa estrategia en la que “las amenazas son peores que la ejecución” para formular su descargo. Adrede o asesorado, el campeón mundial Carlsen, posteó en su cuenta de Twitter: “Me retiré del torneo; siempre me gustó jugar en el Club de Ajedrez de St. Louis, y espero volver en el futuro”, y acompañó el escrito con un vídeo de José Mourinho en su época de entrenador de fútbol de Chelsea, que tras una derrota confesó: “Prefiero no hablar; si hablo voy a tener graves problemas”.
Si lo sucedido tomó por sorpresa a la familia ajedrecística aún fue mayor el revuelo cuando la prensa consultó al joven “David” californiano sobre su victoria ante el vikingo “Goliat”. “Él debe estar muy desmoralizado por haber perdido contra un idiota como yo; debe ser vergonzoso para el campeón del mundo perder contra alguien como yo”, dijo Niemann que en ese torneo sólo sumó una victoria (ante Carlsen), dos derrotas y cinco empates.
“Sé que estoy limpio, si quieren que me desvista completamente antes de las partidas, lo haré; me da igual”, contó Niemann en una nueva entrevista para una canal de YouTube en EE.UU.
Por todo esto ni los minuciosos análisis de los expertos, que arrojaron que se trató de una partida “sin ayuda externa de computadora” y que la derrota fue como consecuencia de una mejor preparación y de la ejecución de mejores movimientos, bastaron para calmar el linchamiento mediático que en redes sociales fue sometido el joven nacido en San Francisco el 20 de junio de 2003.
Para colmo y cuando todo parecía ser material de archivo para un nuevo capítulo del libro trampas en el ajedrez, surgió una nueva competencia (de ajedrez On Line por Internet), La Copa Generación Julius Baer, entre el 18 y 25 de septiembre, perteneciente al circuito Meltwater Champions Chess Tour, y que reparte 1,6 millones de dólares en premios. A esa prueba de 16 jugadores que contaba entre ellos y como estrella principal al campeón Magnus Carlsen se sumó como invitado al norteamericano Hans Niemann; nuevamente el noruego sería rival de su último verdugo. Mientras todo el morbo se alimentaba de la manera con la que Carlsen desnudaría las falencias de su rival en pleno juego, imprevistamente sucedió todo lo contrario. El enfrentamiento se llevó a cabo en la 6ª rueda, y tras la 1ª jugada del norteamericano 1.d4, el campeón respondió 1. Cf6, y luego que Niemann ejecutara con su mouse la 2ª jugada, c4, el campeón mundial desconectó su pantalla y dio por perdida su partida.
Otra vez se dispararon los demonios por las redes sociales; Carlsen había encontrado una nueva manera de manifestar su protesta. Mientras los aficionados seguían firmes la decisión del campeón, ahora muchos expertos consideraban que lo sucedido era una falta de respeto. Incluso en su país, Noruega, donde la influencia del campeón no sólo modificó los hábitos nocturnos de una nación (desde su consagración han crecido la demanda de bares temáticos con práctica de ajedrez) y el actual jefe de gobierno y líder del partido Laborista, Jonas Gahr Store, de 61 años, es uno de los grandes aficionados al milenario juego, surgieron los primeros rumores en desacuerdo con su conducta.
Carlsen se retiró y declaró que prefería no decir el por qué de su abandono
En tanto en Reddit (sitio web de marcadores sociales donde los usuarios añaden textos, imágenes o videos y votan a favor o en contra del contenido), alguien se refirió a un nuevo método de trampas en el ajedrez, al que bautizó “chips anales”.
El caso llegó a oídos de Elon Musk, propietario de Tesla, que enlazó con una frase del filósofo alemán Arthur Schopenhauer. Y en su cuenta de Twitter publicó (un posteo que luego eliminó) y se volvió viral: “El talento alcanza un objetivo que nadie más puede alcanzar. El genio alcanzó un objetivo que nadie puede ver (porque está en tu c…)”.
Sobre el final de la entrevista con la periodista noruega Kaja Snare, el campeón mundial fue consultado sobre si las trampas son un problema para el ajedrez; Carlsen dijo: “Creo que diferentes personas responderán a esa pregunta de manera distinta dependiendo de su propia experiencia, pero independiente de si es un problema generalizado o no, creo que es bastante fácil hacer trampas. Creo que en el futuro no deberíamos tomarnos a los tramposos a la ligera, ni por Internet ni sobre el tablero”.
En Noruega, país de Carlsen, no cayó del todo bien el abandono
Sin dudas es una pena el daño que le ocasionan los tramposos. Porque el ajedrez es sólo un juego, la nobleza que se le atribuye es la nobleza de los que lo practican. Y la gran mayoría de los ajedrecistas son gente noble. Al menos hasta que nuevos avances tecnológicos se atrevan a demostrarnos lo contrario.
UN HISTORIAL DE TRAMPAS
En 1769 fue presentado en la Corte de la Emperatriz María Teresa de Austria el autómata El Turco (más tarde conocido como el Turco Mentiroso); un ingenio mecánico construido por Wolfgang von Kempelen. Fue una farsa que simulaba ser un autómata que jugaba al ajedrez (en su interior se encontraba camuflado un maestro de ajedrez), Napoleón fue derrotado con ese engaño.
En 1999, en el Open de Böblinger (Alemania), Clemens Allwermann, un jugador aficionado que sumó 7,5 puntos en 9 partidas, se valía de un dispositivo oculto en las patillas de sus gafas y una micro cámara en el armazón de los lentes que enfocaba la posición del tablero y recibían las respuestas para sus jugadas.
En 2006 fue famoso el escándalo “Vatergate” en el match por el título mundial entre el búlgaro Topalov y el ruso Kramnik. Topalov acusó a su rival de ingresar más de 30 veces al baño (un lugar sin cámaras de seguimiento) en menos de una hora durante las partidas. Kramnik ganó el match y una inspección posterior demostró que en el techo del baño existían cables de redes para conexión a Internet.
En 2010, la Federación Francesa de Ajedrez sancionó a los maestros Sébastien Feller, Arnaud Hauchard y Cyril Marzolo, tras demostrarse que hicieron trampas en la Olimpiada de Khanty-Mansyisk.
En 2010, Svetlana Kiseleva fue descalificada por la organización del Open de Benidorm, por ser sospechosa de trampas y cometer fraude. Nunca recibió su premio.
En 2015 el gran maestro georgiano Gaioz Nigalidze fue descubierto en el baño del Open de Dubái utilizando un teléfono móvil para analizar la partida.
En 2015, durante la disputa del Campeonato Europeo Femenino de ajedrez, varias maestras firmaron un manifiesto contra la jugadora rumana, Mihaela Sandu. Sin embargo, los análisis de reputados expertos demostraron que las sospechas eran infundadas.
En 2019 el letón Igors Rausis fue descubierto en el baño del Open de Estrasburgo valiéndose de un programa de ajedrez en su celular buscando las mejores jugadas. Fue suspendido por seis años e inhabilitado a participar en competencias oficiales.
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