Cormillot junto a su esposa Estefanía Pasquini y su hijo Emilio¿Cómo afectan a la salud y al peso la alimentación, el sedentarismo, la genética, el medio ambiente y el estrés? Pero la naturaleza tiene sus cosas y además existe la suerte, así que en unos años les contaré. Otras personas mayores comparten su vida con varios de sus hijos y las celebraciones familiares son frecuentes. Lamentablemente, desde hace algún tiempo esto también sucede en la “isla de la inmunidad”. En este contexto, el envejecimiento saludable será aquel que fomente y mantenga la capacidad funcional que permita disfrutar del bienestar en la vejez .

Poco más de una década y media le falta a Alberto Cormillot para cumplir con el objetivo que se planteó hace ya varios años: llegar a vivir un siglo . A sus 83 años, el médico especializado en nutrición y obesidad cuyo apellido es sinónimo de salud alimenticia está mejor que nunca.

En su prolífica y heterogénea carrera ha hecho prácticamente de todo: fue diputado de la Nación, ministro de Acción Social en la Provincia de Buenos Aires, conductor de televisión, director y docente universitario, además de publicar más de 100 trabajos científicos y alrededor de 50 libros sobre nutrición y educación para la salud.

En La alimentación inteligente, Cormillot parte de las “Zonas Azules” (contados lugares del mundo en los que la gente vive más de 100 años) para desentramar una serie de consejos y secretos que, tanto grandes como chicos, deberían tener en cuenta si pretenden, como él, llegar al centenario.

Cormillot junto a su esposa Estefanía Pasquini y su hijo Emilio

¿Cómo afectan a la salud y al peso la alimentación, el sedentarismo, la genética, el medio ambiente y el estrés? Estos y muchos interrogantes más responde con claridad y una mirada científica el Dr. Cormillot en su último libro, en el que también el lector podrá encontrar ilustraciones para aprender a comer, tips para cambiar y mejorar malos hábitos y una variedad de recetas antioxidantes, anti-inflamatorias y light.

Así empieza La alimentación inteligente, de Alberto Cormillot

Si te preguntan si querés vivir cien o más años… ¿qué responderías? Un “depende”, quizá. Íntimamente sabés que el tema es en qué estado vas a transitar tu vejez.

Genes traviesos, malos hábitos, abundancia de comida tentadora en todas partes, más confort y menos movimiento, inflamación silenciosa… A primera vista, la tarea no parece sencilla. Sin embargo no es así en todas partes del mundo ni para todas las personas.

Yo tuve la dicha de disfrutar a mi padre hasta sus 95 años, y eso que empezó a cuidarse a los 60. Sin duda había heredado una buena genética de mis abuelos. Yo me cuidé siempre, quiero vivir más de 100 años porque “100″ es un concepto, no un objetivo. Pueden ser más. Pero la naturaleza tiene sus cosas y además existe la suerte, así que en unos años les contaré.

Más allá de eso, siempre me interesaron las Zonas Azules, esos lugares del mundo donde la gente vive tranquilamente más de 100 años, o mejor dicho “vivía”, porque con las nuevas costumbres la vida se occidentalizó y comenzó a acortarse.

Un día decidí hacerme un tiempo e ir a Vilcabamba, Ecuador, uno de esos lugares que empezaron a llamar la atención cuando la revista Selecciones, de Reader’s Digest Association, publicó un artículo titulado “Islas de la inmunidad” en 1955.

Los siete lugares longevos más conocidos del mundo son:

• Vilcabamba, Ecuador.

• Loma Linda, California, EE. UU.

• Península de Nicoya, Costa Rica.

• Cerdeña, Italia.

• Valle de Hunza, Pakistán.

• Okinawa, Japón.

• República de Abjasia, Georgia (antigua URSS).

A partir de entonces muchos pacientes cardíacos llegaron al paradisíaco lugar y, luego de permanecer algún tiempo, se recuperaron de diferentes dolencias; entre ellos el mexicano Mario “Cantinflas” Moreno (en 1968) y el por entonces primer ministro japonés Yasuhiro Nakasone (1989).

Vilcabamba es un valle intrincado rodeado de colinas y montañas de naturaleza intacta, agua y aire limpios, libre de ruidos (había muy pocos autos y casi ningún bar). De clima suave y estable, está ubicado en la provincia ecuatoriana de Loja, a unos 1500 metros de altura.

Allí conocí a Ernesto Ávila, mi guía. Él me contó que entre los ocho mil habitantes, decenas habían cumplido 100 años tal como lo señalan las actas de bautismo que me mostró el cura párroco de la iglesia.

Muchos vivían en casas construidas con adobe, tapia y madera en estilo colonial, con amplios patios y hermosos jardines.

Las mujeres mayores se reunían a diario en una casa de la Asociación de Longevos de Vilcabamba y, junto a sus esposos, elaboraban los “chamicos” —cigarros del lugar— y decenas de artesanías; otros habitantes se dedicaban a la agricultura y la mayoría cultivaba los alimentos que consumía.

De huesos sanos y casi sin problemas de corazón, sus mentes estaban libres de alzhéimer y pasar los 100 años de vida parecía ser algo tan habitual para los pobladores como extraño para los médicos , científicos e investigadores de todo el mundo que nos acercamos al valle para averiguar cómo lo lograban.

Sencillez, tranquilidad y modestia son algunos de los atributos que encontré en esta gente de piel tostada por el sol tropical y espíritu apacible. Ellos me contaron que “la clave está en una alimentación saludable y en tener una actividad que hacer después del nuevo amanecer de cada día”, “un aire limpio, agua fresca de fuente, hierbas curativas y una vida sin contaminaciones benefician la salud de cualquier persona”.

En estas regiones que están geográfica o históricamente aisladas y menos contaminadas se mantiene un estilo de vida en gran parte tradicional que se caracteriza por niveles reducidos de estrés, intenso apoyo familiar y comunitario a los mayores, consumo de alimentos de producción local y actividad física intensa incluso en edades avanzadas , por ejemplo, más allá de los 80 años.

Aunque existen numerosas poblaciones en el mundo con características similares, no todas expresan tal longevidad. Entonces… ¿cuál es el secreto de las Zonas Azules? Hasta ahora se identificaron cinco principios que, combinados con factores genéticos aún desconocidos, podrían explicar la longevidad excepcional. La buena noticia es que algunos pueden transferirse a otras sociedades para promover una mejor salud y una vida más larga.

PRINCIPIO #1: AMBIENTE NATURAL

• Clima estable, pocas fluctuaciones térmicas.

• Altura 1500 a 2000 metros sobre el nivel del mar. Esto favorece una capacidad respiratoria mayor como ajuste natural a las condiciones del lugar.

• Libre de tóxicos, muy baja polución ambiental.

PRINCIPIO #2: GENÉTICA

Por ahora solo es una teoría, ya que no se estudió aún su genoma y falta descubrir la influencia de la herencia en la longevidad de las Zonas Azules.

PRINCIPIO #3: HÁBITOS

• Alimentación con pocas grasas y alto contenido en vegetales y especias que protegen contra problemas cardiovasculares.

• Comen lo que cultivan.

• Ejercicio físico y trabajo físicamente activo son parte de la vida diaria.

• Levantarse y acostarse temprano y descanso reparador. Todo en sincronía con los ciclos de luz.

PRINCIPIO #4: PERSONALIDAD EN FAVOR DE LA LONGEVIDAD

Los centenarios encuentran formas positivas de enfrentar el estrés y eligen a diario los hábitos más convenientes para vivir muchos, muchos años. Algunas de sus cualidades son:

• Optimismo respecto al presente y al futuro . Resuelven los problemas en el momento y no se martirizan con lo que deberán afrontar mañana.

• Fuertes lazos familiares. Las familias no imaginan separarse de sus ancianos, incluso de los dependientes. La solidaridad familiar y los lazos que unen a los miembros de una familia extensa son esenciales. Si una persona mayor vive sola, un miembro de la familia suele vivir cerca. Otras personas mayores comparten su vida con varios de sus hijos y las celebraciones familiares son frecuentes.

• Fuerte apoyo de la comunidad. El sentido de la solidaridad va mucho más allá del núcleo familiar. Se honra a los ancianos manteniendo su lugar esencial en cada comunidad del pueblo. La comunidad celebra los centenarios, con frecuencia organizando festivales que reúnen a toda la comunidad local.

• Propósito vital. Es el “ikigai” de los japoneses y, en esencia, representa nuestra razón de vivir y de ser; aquello por lo que te levantás cada mañana.

• Manejo apropiado del estrés. A diferencia de la presencia y el impacto nocivo del estrés en las sociedades occidentales modernas, los habitantes de las Zonas Azules se caracterizan por desconocer sus efectos. Practican el vivir, dejar vivir y ayudar a vivir.

• Viven un día a la vez .

• Escapan a las cavilaciones y rumiaciones. En lugar de acumular resentimientos y remordimientos, practican el perdón “terapéutico”.

• Son agradecidos.

• No esperan que las cosas ocurran. Balancean los deberes con los placeres y no confunden lo urgente con lo importante.

PRINCIPIO #5: RESPETO POR EL PLANETA

En cada Zona Azul, la preocupación ecológica y el respeto por el planeta son omnipresentes, incluso sin los términos “ecología” o “bio”, que casi nunca utilizan.

En estas regiones no se usan conservantes, aditivos ni potenciadores del sabor ni de la calidad de los alimentos producidos localmente. Este es un hábito ancestral muy arraigado en la tradición.

Empecemos por lo obvio. No tenemos su ambiente natural ni sus valles, difícilmente podamos comer lo que cultivamos —al menos en las grandes ciudades— y nuestro entorno urbano es tóxico, contaminado con ruidos, smog y comida rápida (como describimos al hablar sobre ambiente obesogénico).

Lamentablemente, desde hace algún tiempo esto también sucede en la “isla de la inmunidad”. El atractivo turístico ha ido transformando aquel lugar paradisíaco en uno de los destinos preferidos de viajeros extranjeros y lentamente la alimentación se fue modernizando, las personas adultas de hoy ya cuentan con numerosos problemas de salud que desconocen sus padres todavía vivos, lo que era natural se industrializó y con ello el halo sagrado empezó a perder su magia.

Aunque la cantidad de años que vivas tiene una estrecha relación con tus genes, si mirás tu árbol genealógico y las noticias no son buenas, no te alarmes. Los centenarios son el grupo demográfico de crecimiento más rápido en todo el mundo , y con acciones concretas vos también podrás disfrutar de tus bisnietos.

Un estudio publicado en la prestigiosa revista científica The Lancet reunió el trabajo de quinientos científicos de cincuenta naciones que demostró el aumento de la esperanza de vida pese al crecimiento de muchas afecciones crónicas. Dicho estudio revela que desde 1970 se ha ganado un poco más de 10 años de esperanza de vida, aunque muchos pasan más tiempo sufriendo lesiones y enfermedades.

Entonces el verdadero quid de la cuestión no es a cuántos años llegar… sino cómo vas a transitar tu vejez .

¿De qué depende la forma de envejecer? De varias cosas. Es el resultado de un cóctel en el que tanto el estilo de vida personal como los factores sociales influyen e interactúan generando riesgos u obstáculos para algunos y posibilidades de bienestar para otros. Incluso factores como la alimentación saludable, que puede parecer algo individual, depende de factores sociales, económicos, legales y físicos.

Por eso, al hablar de envejecimiento activo se hace referencia al proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen, ya que “hacerse viejo” es un proceso que dura toda la vida.

El término “activo” no solo significa un aumento en los niveles de actividad física (que sí es importante), también abarca la participación continua en las cuestiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas.

En este contexto, el envejecimiento saludable será aquel que fomente y mantenga la capacidad funcional que permita disfrutar del bienestar en la vejez . No es la ausencia de enfermedad, sino el grado de independencia y actividad de los adultos mayores, aquel que le permite a una persona ser y hacer lo que es importante para ella.

Las poblaciones pasadas no tuvieron los avances de la medicina y las técnicas modernas que hoy permiten curar enfermedades por entonces consideradas incurables.

Sin embargo, en la actualidad, la mejora de los servicios médicos se ve contrarrestada por un estilo de vida menos saludable e industrializado. Por eso, reconsiderar los principios básicos de una vida natural y sencilla siguiendo el ejemplo de los mayores de las Zonas Azules se ha convertido en un deber.

¿Un deber solo para los adultos mayores? ¡No! Cuanto antes en la vida se pongan en práctica, mucho mejor.

Ese es el propósito de este libro: ayudarte a construir un estilo de vida que te permita mantenerte más saludable, activo y pleno por más tiempo.

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