
CORDOBA.– Marcelo Macarrón, el viudo de Nora Dalmasso y el único imputado por el homicidio de su esposa, acusado de ser el autor intelectual, está internado en terapia intensiva por un problema cardíaco. De todas formas, el juicio continúa. Solo se demoró el inicio de la audiencia mientras se resolvían los trámites de rigor.
El problema cardíaco lo sufrió ayer a la tarde. Macarrón quedó internado en un centro médico de Río Cuarto. Su abogado defensor, Marcelo Brito, dijo que el traumatólogo se encuentra “lúcido y consciente”, y por eso pudo convalidar la continuidad del juicio.
Una delegación judicial fue al centro médico a visitar a Macarrón para formalizar su decisión de que continúe el proceso. Brito insistió en que anoche, cuando era llevado para ser internado, les “pidió por favor que no cese el debate”.
El letrado explicó que hoy habló telefónicamente con Macarrón. “Al mediodía le van a hacer los estudios para tomar una decisión si deben o no intervenirlo”, dijo el abogado defensor. Para la audiencia de hoy está previsto el testimonio de policías que intervinieron en el caso.
Nora Dalmasso fue asesinada en noviembre de 2006 Archivo
El fiscal instructor Luis Pizarro planteó que Macarrón “contrató a una persona para dar muerte a su esposa, por precio o promesa remunerativa” y que “para lograr este objetivo, el acusado le suministró información y, presumiblemente, le entregó el juego de llaves de la casa”. Ahora es Julio Rivero el encargado de sostener esa acusación.
La semana pasada el representante del Ministerio Público se tomó de la declaración de una genetista forense quien dijo que en el cinto de la bata con que fue ahorcada Dalmasso había ADN de otro hombre. Nidia Modesti, la testigo, fue titular del Ceprocor, el laboratorio dependiente de la Agencia Córdoba Ciencia que analizó pruebas de la escena del crimen.
El “otro” perfil masculino “minoritario” –distinto al del viudo– nunca fue identificado. “Alguien más tocó ese cinto, no sé si antes o durante”, afirmó la especialista.
Rivero aprovechó la declaración para plantear que si otra persona tocó el cinto, “es el asesino”. Ante esa conclusión, Modesti advirtió que no era la suya, pero la fiscalía subrayó que era propia. Con esa afirmación quedó en claro que, al menos, no cambiará la acusación sobre el viudo.