
Con varios desafíos por delante, Gustavo Petro y Francia Márquez iniciaron este domingo el primer gobierno de izquierda en toda la historia de Colombia, tras haber prestadoel juramento de rigor en una emotiva ceremonia al aire libre en una Plaza de Bolívar colmada. En el acto estuvieron presentes varios mandatarios de países de América Latina, entre ellos Alberto Fernández.
“Juro a Dios y prometo al pueblo cumplir fielmente la Constitución y las leyes de Colombia”, dijo Petro, de 62 años ante los presidentes del Senado, Roy Barreras, y de la Cámara de Representantes, David Racero, y frente a miles de personas que lo acompañaron en la investidura.
Tras el juramento, a Petro le colocó la banda presidencial la senadora María José Pizarro, hija de Carlos Pizarro, compañero del mandatario en la guerrilla del M-19 y asesinado en 1990, cuando era candidato a la Presidencia.
Minutos después, el flamante mandatario tomó el juramento a su compañera de fórmula, Francia Márquez, una lideresa afrodescendiente, feminista y defensora del medioambiente.
Antes de tomarle el juramento a Márquez, Petro emitió su simbólica primera decisión, al ordenar a la Casa Militar que le llevaran allí mismo la espada del libertador Simón Bolívar. Esa reliquia había quedado depositada en la Casa de Nariño, sede del gobierno, por decisión expresa del antecesor de Petro, Iván Duque, quien rehusó autorizar su salida.
Petro es producto del ciclo de protestas que vivió Colombia durante los últimos años y, especialmente, del estallido social de 2021 que comenzó con el rechazo a una reforma impositiva regresiva y desembocó en un hartazgo contra el modelo económico y social dominante en el país. Lo que hasta el momento representó una oportunidad histórica, desde este domingo se convertió en su principal desafío debido a la expectativa y la esperanza puesta en la dupla presidencial.
Desde ahora, el flamante presidente enfrentará dos principales retos: por un lado, cambiar el modelo productivo y económico dominante para mejorar las condiciones socioeconómicas de la población y reducir la desigualdad y; por el otro, alcanzar la paz con los grupos irregulares que existen por todo el país, especialmente el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la guerrilla activa más grande.