
“¿Quién no ha recibido alguna vez el horóscopo por Whatsapp? ¿Nunca te predijeron esa singular dimensión del destino explicada por el movimiento astral?”.
La astrología digital
La pandemia por Covid-19 aceleró la virtualización de las relaciones laborales, sociales, educativas y amorosas.
La astrología digital, en particular, se ha expandido de manera sostenida durante los últimos años. Según datos sistematizados por el Sensor Tower Store Intelligence hasta 2019, el crecimiento de usuarios activos por mes en las principales apps de astrología es exponencial: casi triplicaron sus gastos entre 2016 y 2019, al pasar de 7,7 millones de dólares en 2016 a 24 millones 4 años después. Solo en Estados Unidos, los consumos de estas apps alcanzaron casi 40 millones en 2019.
Con el confinamiento de los últimos dos años, la astrología pegó un salto ineludible en paralelo con la demanda de métodos para relajarse, combatir la ansiedad y dormir bien. Apenas estalló la crisis sanitaria, aumentó el tráfico en sitios como Astro.com, Cafe Astrology o Astrology Zone en paralelo a la creciente descarga de apps, según datos de la compañía Comscore. La necesidad de restablecer relaciones, mejorar el bienestar mental y orientarnos en medio de una pesadumbre que excedía lo sanitario, se conjugó con la facilidad en el acceso y la usabilidad de las apps para móviles con lectura de manos, horóscopos y sesiones de coaching.
El análisis de las ganancias e inversiones de los servicios místicos genera suspicacia, aunque se trate de una actividad extendida. Al menos así lo entiende Alberto Payo, cofundador de Aplicantes, una web de información diaria en español sobre apps y juegos móviles. Este experto en tecnología analizó el caso de Nebula, un servicio de astrología que se arroga la capacidad de ofrecer las predicciones del zodiaco “más precisas” de manos de astrólogos reales. En diálogo con Cenital, Payo admitió que su escepticismo se mantuvo durante toda la exploración de estas apps. Nebula le generó más confianza que las otras, dado que tenía muchas descargas y, en principio, parecía tener un proyecto sólido detrás y un diseño más cuidado. Pero tras publicar su investigación surgieron comentarios de usuarios descontentos por cargos engañosos y el cobro de suscripciones no solicitadas.
Astrología millennial
Twitter, vector de pasiones políticas, culturales e identitarias, es un escenario privilegiado para las predicciones zodiacales. Con más de 3 millones de seguidores, la cuenta @horoscoponegro es un emblema de la astrología millennial, promotora de un discurso optimista, positivo y totalizador.
Con el paso del tiempo, pasamos de buscar el horóscopo en las revistas del corazón a interpretar las constelaciones mediante recursos digitales de lo más diversos: newsletters personalizadas, perfiles de Instagram, influencers de YouTube y apps que aumentan sus tasas de descarga a paso redoblado. Facilidad en el acceso y familiaridad en el lenguaje son, sin duda, marcas del resurgimiento de la astrología con estética millennial.
Indagar el mundo de la astrología parece errático, y lo es en alguna medida. La dimensión subjetiva de quienes la consumen como de aquellos que la ofrecen no mantiene un patrón consistente; tampoco crea comunidades homogéneas en su interior ni polarizadas hacia afuera. Desde las predicciones metafísicas de los griegos en base al movimiento de las estrellas hasta los menúes a la carta que brindan las apps astrológicas, las personas entran y salen a mirar, adivinar y predecir sus destinos según indicios cósmicos. Frente a este frenesí de usuarios digitales que se agolpan para ingresar en los mundos de la astrología digital, con promesas creativas y actualización en tiempo real, los inversores apuestan millones para explotar el potencial de estos servicios místicos, que personalizan al extremo la experiencia del usuario.