
Walter Alfa Santiago acusa a Alberto Fernández en Gran Hermano.
El insólito incidente político-televisivo que protagonizaron Alberto Fernández, la portavoz Gabriela Cerruti, y Walter “Alfa” Santiago, uno de los protagonistas del programa más visto de la TV argentina, Gran Hermano, dejó sin respuesta un interrogante central: ¿hubo un error de cálculo en la comunicación del presidente o fue un acto político deliberado para diferenciarse de Cristina Kirchner?
La política estuvo concentrada en las peripecias comunicacionales derivadas de la exigencia de una retractación del participante del reality show que conduce Santiago Del Moro y transmite Telefe, y del anuncio de que le iniciará una demanda civil en caso de que no se rectifique. El sexagenario participante -que anoche fue salvado por Martina y seguirá adentro de la casa- dijo que Alberto Fernández lo había “coimeado” antes de ser presidente.
Walter Alfa Santiago, de Gran Hermano, y Alberto Fernández, el presidente.
Una semana después de esa boutade, y ante la conmoción del atentado contra Cristina Kirchner, el jefe de Estado pronunció un discurso donde responsabilizó a la oposición, la Justicia y los medios de generar un clima favorable para ese acción criminal y declaró un feriado a medianoche que, lejos de generar empatía con la vicepresidenta provocó un generalizado rechazo. Falló el discurso y también la acción.
A esa colección ayer se sumó el “affaire Gran Hermano”. Un especialista en comunicación política que trabajó en la primera línea del gobierno de Alberto Fernández señaló en diálogo con Infobae que hubo una falta de conocimiento técnico para abordar un problema de enorme complejidad. Se trata de un evento para el que no hay manuales ni recetas, pero sí criterios para desplegar una estrategia frente a una falsa imputación de delito o la deshonra pública.
La clave es que Gran Hermano es un programa de entre 20 y 30 puntos de rating, en una época en que la televisión festeja cuando llega a 10 puntos, ya que la TV disputa -con escurridizo éxito- ante Netflix, TikTok, Youtube y otras plataformas de streaming por la atención de las audiencias.
La polémica frase de Walter Santiago había tenido un impacto minúsculo, imperceptible, en la opinión pública, hasta que las declaraciones de Cerruti la viralizaron de una manera explosiva. El videito de un minuto que sólo había transmitido por la plataforma de Pluto TV y circulaba por redes sociales de manera episódica entre usuarios hiper politizados, después de la intervención de Cerruti, terminó, irremediablemente, masificado.
“Claudio Ferreño es la mano derecha de Alberto Fernández. Yo a Alberto Fernández lo conozco hace 35 años; Alberto Fernández a mí me coimeó un montón de veces. Lo conozco muy bien a Alberto Fernández. Hay muchos políticos que se han atado al poder que son Cafiero, los hijos de Cafiero, los nietos de Cafiero. Que se han enquistado en el poder y han hecho fortuna”. Esa es la frase, de apenas 15 segundos, que terminó en la boca de todos.
La conferencia de prensa de los jueves de Gabriela Cerruti
Un informe de la consultora en comunicación Ad hoc fue revelador. Confirmó que hasta las 8 de la noche del jueves, 38,7 millones de usuarios -el 99,2% de todos los usuarios de Argentina- habían sido alcanzados por el tema al menos una vez, mientras que 11.782 usuarios conversaban sobre las manifestaciones de Walter Santiago. Ya entrado el viernes, se descontaba que se había llegado al 100% de los tuiteros argentinos.
El estratega advirtió que esa mala praxis implicó reconocerle legitimidad a un emisor (Alfa) que, hasta la denuncia, no era más que un personaje de la ficción televisiva, y no había requerimientos de una aclaración, una desmentida o una definición pública del Gobierno. “Era parte de la joda de Gran Hermano y las lógicas de un programa de televisión. Las audiencias no esperan necesariamente que la política haga algo con eso. Al meterse, la política ingresa como un cuerpo extraño al show. Se expone, porque aparece en un lugar donde no era demanda su presencia”, agregó.
El análisis
El director de Opina Argentina, Facundo Nejamkis, advierte que la intervención de Cerruti se produjo en un contexto general y de escala global donde la política -no sólo la de Argentina- no encuentra modelos eficaces para actuar ante contextos donde se imponen las fake news y la post verdad.
En una síntesis caprichosa de este cronista, las teorías conspirativas y el “terraplanismo” tienen terreno fértil en sociedades castigadas por la acumulación de años de crisis económicas y desesperanza, agravadas primero por la pandemia de Covid y en la actualidad por las consecuencias en todo el mundo de la invasión de Rusia a Ucrania.
“Para cierto público, puede resultar tan creíble un personaje como Alfa de Gran Hermano que acuse a Alberto Fernández, como una rigurosa investigación periodística”, advirtió Nejamkis.
El analista apunta que más allá del daño reputacional para Alberto Fernández que puede haber ocasionado el participante del reality, el Gobierno terminó convirtiendo el tema en un asunto de Estado al exponerlo la vocera Gabriela Cerruti. “A partir de ahora, todos van a estar mirando qué dice Alfa, porque se le dio un nuevo estatus, se le dio una centralidad política que antes no tenía”, asegura.